Tenemos que mirar hacia el futuro para encontrar la clave de nuestro trabajo interior, nuestra
realización y nuestro destino. Así no nos confundiremos: mirar al futuro no consiste en imaginar
utopías o proyectar sueños. Mirar al futuro es, simplemente, reconocer las posibilidades que
tenemos ante nosotros y descubrir en ellas el camino que hay que seguir para realizarlas.
No miremos atrás, no busquemos viejos referentes. No nos encerremos en lo que ya fue, en las
experiencias realizadas, eligiendo lo que ya sabemos, repitiendo los mismos errores, consolidando
las mismas estructuras. En cambio, miremos hacia adelante, sin asustarnos por lo nuevo o lo
desconocido. Los caminos del pasado ya han sido recorridos. Fueron útiles, ya que nos trajeron
aquí. Pero ahora estamos en mar abierto, sin equipaje y, por lo tanto, libres para elegir
sabiamente cómo queremos vivir y realizar nuestras posibilidades sin obstáculos. Por eso tenemos
un camino virgen por recorrer.
Todo lo que sabemos, todo lo que tenemos, todo lo que hemos logrado, resume lo que somos
hoy. Esta es nuestra fuerza y nuestra ciencia. La esencia del pasado está en el presente; lo
circunstancial, lo estructurado, lo que no tiene vigencia, debe quedar atrás. De ahora en adelante,
debemos dejarnos guiar por nuestra vocación, por nuestra intuición y por la valentía de nuestro
amor por el misterio divino.
Nada nos cierra el paso. Saboreemos la libertad del espíritu hasta enamorarnos de él de tal
manera que sólo este amor nos baste para seguir el nuevo camino.
No tenemos que perder más tiempo. Tenemos que sacudirnos el letargo de los apegos; aprender a
pensar sin poner barreras a nuestra fuga. Ni la altura de nuestras aspiraciones ni la distancia del
horizonte en el que fijamos la mirada deben asustarnos, ya que el miedo aparece sólo cuando
deseamos algo imposible: retener lo ya pasado.
Tenemos que mirar hacia el futuro. A pesar del dolor y la incertidumbre que hoy reina en el
mundo, no dejemos de ver en el horizonte las maravillosas posibilidades que tenemos ante
nosotros y todos los seres humanos. Tenemos que aprender de estas posibilidades y lanzarnos con
fe y confianza en la realización de nuestro destino y el de toda la humanidad.
Jorge Waxemberg
(Fuente:Revista Cafh,Brasil)