MIRADA 1:
Me encanta la ternura expresada en el abrazo de los dos árboles. Me muestran la importancia de la comunicación directa, del contacto amoroso, del intercambio vibracional que transforma, redime, fortalece.
La naturaleza me enseña la relación unitiva que libera, que nos hace uno con todo y con todos. Una relación consciente de unión, de participación, de equilibrio, de responsabilidad compartida y equitativa.
Una relación de red que se hace extensiva en la medida que soy capaz de ampliar mi capacidad de ofrenda. Me libero cuando comprendo mi relación estrecha con todo lo que me rodea. No soy un ente aislado, sino participo en este maravilloso concierto universal que vibra en perfecta armonía con todos los seres.
MIRADA 2:
Dos árboles añosos, de la misma especie que crecen uno al lado del otro, sus ramas se entrelazan y, pareciera que están abrazándose. De tronco grueso de color plomizo blanquísimo sus ramas gruesas se entrelazan formando un tierno abrazo. Las ramas verdes en la copa, entregan frescura con sus hojas verde claro. Están en un lugar público, podría ser una plazuela, frente a una casa.
Su tronco viejo, vetusto, de altura considerable y la copa del árbol verdoso, para mí, simboliza la experiencia, el aprendizaje, la sabiduría, la serenidad expresada en el paso de los años. Principalmente me provoca un sentimiento puro, de protección, amistad, lealtad, es decir de amor.
Me recuerda que la vida es proceso, es evolución. La fuerza de la naturaleza permitió el crecimiento de estos dos árboles al dejar caer las semillas que ya traían todas las partes del árbol. Generoso, porque da sombra, flores, belleza a todo el mundo, sin distinción. Lugar de alegría para muchas aves, insectos y para los seres humanos que disfrutan a su alrededor.
MIRADA 3:
En esta imagen veo el abrazo de dos seres vivientes y sintientes. Representa como un gran encuentro ya sea después de un largo tiempo o tanto compartir la vida, el aire, la tierra, el agua que es un abrazo testigo de una compañía y nutrición mutua, entremezclándose sus ramas, sus hojas.
¡Cómo me gustaría escuchar sus conversaciones! ¡Y de cuanta historia han sido testigos!