En la meditación expresamos nuestra relación con lo divino y la profundizamos a través del tiempo

¿Qué papel desempeña la meditación en el marco del Método que Cafh propone a sus miembros?

El ejercicio de la meditación es un ejercicio cerebroespinal que nos permite “desarrollar la capacidad de atravesar la barrera de esquemas y filtros que determinan nuestra forma habitual de ver, pensar sentir y actuar, nos ayuda a profundizar nuestro estado de conciencia y por ende, nuestra interpretación de la realidad”.

 

Desde esta perspectiva, el ejercicio de la meditación es una herramienta fundamental en nuestro proceso de desenvolvimiento pues nos da una técnica para trabajar con nuestros pensamientos y emociones, conocerlos, e ir generando aquellos que nos ayudan a expandir nuestra conciencia. También es un medio para profundizar nuestra relación con lo divino y trascendente de nuestra vida.

 

Hablamos de ejercicio de meditación, porque se trata de una técnica. La meditación en sí, o estado meditativo, es a lo que tiende el ejercicio, pero depende de la persona, de su actitud ante la práctica, de su honestidad consigo misma, de su intención.

 

¿Qué significa meditar para Cafh a nivel físico, mental y espiritual?

El ejercicio de la meditación implica colocarse en postura sentada, con la espalda erguida, pero sin tensión, los pies juntos, las manos juntas sobre el regazo o a la altura del pecho. Esta postura favorece la concentración mental. El ejercicio puede hacerse en forma mental o en voz alta, según la necesidad y las posibilidades de cada uno.

 

Al comienzo, lograr la atención necesaria para no divagar durante el ejercicio puede ser un esfuerzo arduo.  Con la práctica sistemática se va disciplinando la mente para permanecer sobre el tema elegido.

 

Se comienza con una invocación a lo divino, y se siguen los sucesivos pasos. La relación con lo divino es única en cada alma. En la meditación expresamos esa relación y la profundizamos a través del tiempo.  

 

¿Cómo se relaciona la meditación con la posibilidad de desenvolvimiento espiritual?

 

El anhelo de desenvolvimiento espiritual es un llamado a darle a nuestra vida un sentido trascendente, a alimentar valores y conductas de bien para uno mismo y para la sociedad, y a tratar de vivir según ese ideal. Es decir, convertirnos a nosotros mismos en el bien que anhelamos para el mundo. Desenvolvernos implica entonces, en primer lugar, conocernos. No podemos transformar aquello que no conocemos.

 

Al ir haciéndonos conscientes de nuestros condicionamientos, de nuestros pensamientos, sentimientos y acciones inconscientes, de los efectos que producimos en nuestro entorno, podemos ir orientándolos, transformándolos a la luz de los valores que queremos encarnar.

 

La meditación es una herramienta, podríamos decir, indispensable para realizar esta labor sistemática sobre nosotros mismos, y sobre nuestro desenvolvimiento.

 

¿Cómo influye, si lo hace, la práctica de la meditación en nuestra vida en relación con los demás?

 

La meditación crea el hábito de la auto-observación permanente, y esto genera respuestas cada vez más conscientes en relación con los demás. Este hacernos conscientes de nosotros mismos nos muestra nuestras actitudes defensivas, nuestra incomprensión, nuestro rechazo. Aprendemos a independizarnos de las emociones inconscientes que nos gobiernan y condicionan reacciones no deseadas. A través de la meditación, podemos elegir respuestas más equilibradas, armónicas y compasivas.

 

La meditación nos ayuda a generar el ámbito donde profundizamos nuestro contacto con lo divino en nosotros y en cada ser humano.

 

¿Cuáles son las características diferenciales de esta herramienta que Cafh propone a sus miembros con respecto a otros abordajes o caminos espirituales?

 

La técnica de la meditación de Cafh es un ejercicio cerebroespinal. Es un trabajo de la mente sobre la mente, y abarca todo lo que se mueve interiormente en una experiencia o suceso: pensamientos, emociones, sensaciones, acciones. Nos ayuda a cambiar automatismos inconscientes por otros conscientemente elegidos y acordes con nuestros ideales.

 

El objetivo final es promover un cambio continuo tanto en nuestro mundo interno como en nuestras conductas. No conocemos otras técnicas en profundidad como para establecer diferencias. Pero un aspecto clave de la meditación es la intención con que se la realiza.

 

La intención dirige el esfuerzo, y determina finalmente el resultado. No es lo mismo buscar nuestro bienestar personal exclusivamente, que anhelar el bien para la humanidad, trabajando en nuestra propia transformación.

 

¿Cómo se relaciona con los demás componentes del Método?

 

El Método de Cafh es integral. Todas las prácticas propuestas, entre ellas la meditación, están orientadas a propiciar el desenvolvimiento espiritual. Las técnicas por sí mismas no necesariamente produce en ese desenvolvimiento, sino cuando están sostenidas por la intención y el esfuerzo por desenvolverse.

 

Dentro del Método de Cafh, la práctica sistemática, nos permite conocer cómo funcionan nuestros pensamientos y sentimientos, y aprender a generar aquellos que producen armonía en nosotros y en nuestro entorno.

 

Es común que muchas personas analicen y busquen “resultados” a partir de la aplicación de estas prácticas, ¿Qué visión tienen al respecto?

 

Como toda práctica que se realiza en forma sistemática la meditación produce efectos en quien la práctica. Puede producir un aumento en la capacidad de concentración, un mayor conocimiento y dominio de sí mismo, una profundización de la relación con lo divino o trascendente, una mayor armonía en las relaciones, entre muchas otras posibilidades. Sin embargo, dentro del contexto de Cafh, la práctica de la meditación no la realizamos con el fin de obtener capacidades psíquicas o intelectuales, sino para desarrollar las actitudes que tienen relación directa con nuestro desenvolvimiento.

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