ESFUERZO Y PERSEVERANCIA

El esfuerzo y la perseverancia son indispensables para cualquier obra que uno quiera realizar y que quiera uno que permanezca en el tiempo. La obra puede ser una cosa modesta, como realizar un jardín, por ejemplo. El sólo hecho de decidir hacerlo requiere considerar que emplearemos tiempo y trabajo que podríamos dedicar al descanso u otra actividad que nos agrade mucho. Si uno comienza con mucho entusiasmo seguramente que decaerá con el tiempo dicho entusiasmo. Y por lo tanto habrá que esforzarse, y perseverar en este esfuerzo, día a día.

 

El esfuerzo es necesario en todos los actos de nuestra vida diaria. Levantarnos a cierta hora, ordenar y limpiar la casa, regar y todas las pequeñas actividades diarias requieren de un orden, hábito y disciplina. Los hábitos ayudan mucho a lograr hacer más fácil la elección de nuestras acciones. Por ejemplo, si tenemos la posibilidad de hacer una rutina y ordenar nuestra vida no nos costará tanto elegir nuestras tareas. Tendremos el hábito de esforzarnos. Los esfuerzos para realizar acciones más difíciles requieren detenerse, hacer acopio de fuerzas, y entregarse a lo que hay que hacer, decir o pensar. Por lo general cuesta un poco comenzar una actividad, pero después, mientras se realiza, se hace más agradable. “Comenzar es lo que cuesta.” Decía mi madre. Pienso que es lo que se llama comúnmente inercia.

 

Un acto heroico llevado a cabo una sola vez en la vida no tiene el valor, creo yo, del heroísmo de la persona que se levanta temprano con mucho esfuerzo y sale a tomar el ómnibus hacia su trabajo, todos los días. Luego pasa muchas horas trabajando para llevar alimento a sus hijos, sus padres o quienes dependan de él o ella. En general el trabajo y la vida diaria, nos dan muchas oportunidades para ejercitar un gran número de esfuerzos. Los que a veces no dan resultados inmediatos y es aquí donde se debe perseverar. Cada vez que tenemos un disgusto, o las cosas no nos salen como esperábamos, o las circunstancias nos producen pensamientos o sentimientos negativos como reacción, hagamos un esfuerzo para limpiarnos de esos pensamientos y sentimientos, de modo de relacionarnos más armoniosamente con los demás y las circunstancias. Una forma muy eficaz de practicar la relación armoniosa con los demás es comprender y justificar siempre a los demás. O sea, es aconsejable hacer un pequeño sacrificio diario y no hacerse violencia por hacer una mortificación exagerada.

 

Otra forma útil de relacionarse bien con los demás y con la vida es decir una oración con muy buena intención, de forma que se eleven nuestros pensamientos e intenciones. Una oración muy hermosa es la oración de San Francisco que dice:

 

Señor, haz de mí un instrumento de tu Paz.

Que donde hay odio, ponga yo Amor.

Donde hay ofensa ponga yo Perdón. Donde hay discordia ponga yo Unión.

Donde hay error ponga yo Verdad.

Donde hay duda ponga yo la Fe

Donde hay desesperación ponga yo Esperanza.

Donde hay tinieblas ponga yo la Luz.

Donde hay tristeza ponga yo Alegría.

¡Oh Maestro! Que no me empeñe tanto en ser consolado como en consolar.

En ser comprendido como en comprender.

En ser amado como en amar.

Pues, dando se recibe.

Perdonando se es perdonado.

Muriendo a uno mismo se va a la vida eterna.

Es bueno orar para ser perseverante hasta la muerte.

 

Necesitamos hacernos conscientes de lo que estamos eligiendo, minuto a minuto. Por lo general actuamos por impulsos y haciendo lo que nos resulta más fácil.  Sin embargo, es aconsejable detenerse y actuar de acuerdo a lo que es más necesario y que a veces requiere un esfuerzo para hacer. También debemos ver las consecuencias posibles de nuestras elecciones. Por ejemplo, si elegimos comer o no un chocolate a deshora. Esta elección requiere una voluntad fuerte, si se elige no tentarse. Y si tenemos el hábito de no comer a toda hora, posiblemente podremos elegir privarnos por esta vez. No se trata de elegir siempre desechar la golosina. Se trata de formar hábitos de alimentarse adecuadamente. En alguna ocasión puede ser aconsejable comerse el chocolate debido a que hemos pasado un momento desagradable, por ejemplo, o nos faltan energías. Respecto a los hábitos alimenticios aconsejo recibir los alimentos que se nos ofrecen, con gratitud, aunque no nos gusten en absoluto.

 

Cuando estamos atravesando un período de depresión, necesitamos desesperadamente aferrarnos a la ascética que nos ayuda a sobrellevarla. Necesitamos también aceptar este malestar. Es necesario tratar de asentarse en el amor, que no cambia. Podemos por ejemplo, dedicar tiempo y esfuerzo en hacer un trabajo que nos mantenga con el pensamiento puesto en ello, y ofrendar el esfuerzo que nos requiere. Siempre hay alguien por quien rogar y a quien dedicar nuestros pensamientos y sentimientos más amorosos. Aunque estemos con una sensación desagradable, que no podemos evitar, igual nuestro corazón puede llenarse de amor con el recuerdo de una persona amada.

 

La vida le va poniendo a uno dificultades que requieren un esfuerzo inevitable, y esto es bueno aceptarlo. Aparte de estas mortificaciones inevitables es aconsejable que cuando las cosas vayan bien elijamos hacer un pequeño sacrificio por amor. Es decir dar una gotita de sangre cada día.

En una ocasión le consulté a mi director espiritual si era necesario hacer esfuerzos. A lo que él respondió; “Lo único fácil es ir cuesta abajo.”

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