REFLEXIONES SOBRE LA LIBERTAD

 La libertad es un ideal para todos, aun cuando sea comprendida de diferentes formas y anhelada según el contexto de cada uno.  Para mí es un valor fundamental, por lo que quisiera compartir mis reflexiones acerca de la libertad, sus límites, las dificultades para alcanzarla, la responsabilidad que es parte de ella, las experiencias interiores y la libertad del alma.  En Cafh el derecho a la libertad se encuentra dentro de sus principios fundamentales, lo que se refleja en sus enseñanzas que nos llevan paulatinamente a ejercer ese derecho. Mi objetivo es analizar en qué medida es posible  ser libre cuando venimos al mundo con una genética que nos determina, nos desarrollamos con los valores de una familia, un país, una época, un medio socio-económico, una cultura y una sociedad con tradiciones que ejerce una gran presión social, restricciones y leyes.

La libertad y sus límites

La libertad se define como la facultad natural que tiene el ser humano de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos.  Como las otras facultades, el desarrollo de la libertad depende de las características de la persona, su medio, sus circunstancias y un margen de misterio. La libertad puede florecer en plenitud, parcialmente y también marchitarse. 
Necesitamos durante nuestra formación límites que nos vayan señalando por donde ir sin correr peligros ni dañar a los demás.  Esta educación debe ser equilibrada dejando al niño espacios de creación y libre expresión. Los límites que se enseñan con amor permiten al niño desempeñarse en la vida sin socavar su libertad.  Más bien, aprender ciertas reglas de comportamiento y control de impulsos es importante para su desarrollo.  Una vez alcanzada la madurez somos nosotros quienes debemos discernir nuestro camino y respetar los límites para una relación armónica con nosotros mismos, los demás y el planeta.  A medida que expandimos nuestra consciencia nos damos cuenta más claramente de los espacios que no nos pertenecen o que no nos quieren abrir y respetamos la libertad del otro.

Dificultades

Nuestro anhelo de libertad es difícil de alcanzar, se dificulta por los problemas de cada individuo o grupo. La mayoría de nosotros tenemos alguna limitación, ya sea carencia de necesidades básicas, problemas de salud, familiares, psicológicos, adaptación, relación y tantos otros. Sin embargo, contamos con múltiples capacidades que nos permiten enfrentarlos: inteligencia, sentimientos, voluntad, imaginación, capacidad para aprender, trabajar, organizar, etc.  Todos tenemos también  fortaleza y esperanza en mayor o menor grado, que nos motivan a continuar en la vida, perseguir nuestros ideales de libertad y  nos ayudan a traspasar las dificultades . El amor a los seres queridos nos impulsa a vencer los obstáculos. Esto es recíproco, porque con la asistencia de la familia y otros actores sociales, podemos ir  avanzando en la vida.  No siempre se cuenta con esta ayuda, como también hay seres que no están en condiciones de recibir y aceptar asistencia.

Somos seres complejos, el pleno desarrollo de la libertad no está garantizado. Hay personas que se esfuerzan y cuentan con condiciones favorables, sin embargo, no logran la libertad.  Por otra parte, hay seres libres de espíritu a pesar de haber crecido y  vivido  en ambientes extremadamente desfavorables.  Existen factores desconocidos que influyen en nuestro desenvolvimiento, algunos los llaman suerte, otros asistencia divina, para otros queda en el misterio y en las casualidades de la vida.   

La manipulación es otro impedimento que nos dificulta ejercer nuestra libertad, nos crea necesidades artificiales, nos da la ilusión de ser libres por elegir un artículo de consumo. También se nos manipula con las ideologías.  Los medios de comunicación son imprescindibles, pero algunos nos engañan, presentan informaciones falsas o tergiversadas, parciales, que nos quitan  objetividad para apreciar los acontecimientos. Para vencer estos obstáculos debemos estar preparados, informados, tener conocimientos, ser personas íntegras, ir más allá de nuestros gustos y prejuicios.  Así podremos actuar y decidir con libertad buscando nuestro bien y el bien común.

La libertad nos trasciende

A pesar de las limitaciones y dificultades es posible ser libre puesto que la libertad es esencial y nos trasciende.  La libertad tiene diferentes acepciones que están relacionadas y son  interdependientes.  Veo una diferencia entre la “libertad de” y la libertad profunda de ser.
Cada grupo humano o persona individual lucha y trabaja por liberarse de aquello que los oprime.  Así, por ejemplo, liberarse del dominio de países invasores, como lo proclama nuestro himno nacional “la tumba será de los libres o el asilo contra la opresión”, liberarse de las dictaduras, de la violencia de familias abusivas.  En este contexto, se alcanza la libertad cuando se termina con aquello que nos oprime.

La libertad también abarca las opciones que elegimos.  Elegir la forma de construir nuestra vida.  Elegir nuestros comportamientos, pensamientos, sentimientos, relaciones.  Elegir la forma de relacionarnos con la vida. Elegir comprometernos.  Es como conducir el timón de nuestro barco, vendrán tormentas pero si sabemos donde vamos será más fácil continuar la navegación.

La educación, los conocimientos, el trabajo de desenvolvimiento, nos ayuda a hacernos conscientes de la propaganda para evitar caer en ilusiones de creer que adquiriendo cosas y afirmándonos en determinadas ideologías seremos felices y libres.  A medida que nos hacemos conscientes y tomamos distancia de nuestros prejuicios y condicionamientos, nos vamos haciendo más libres, lo que nos permite una mirada más objetiva de la vida.  Debemos saber que algunos de nuestros condicionamientos permanecerán y se agregarán nuevos, sin embargo, es posible aprender a manejarlos en el sentido de tener la mente alerta para no dejarnos influir tan fácilmente y estar dispuestos a escuchar puntos de vista diferentes.  Aprendemos a incluir otras culturas, cosmovisiones, transformamos la condena y la crítica negativa en una forma más amplia de comprender el mundo.

La libertad irrumpe en busca de una salida

Todos añoramos y anhelamos la libertad.  Sin necesidad de sumergirnos en textos místicos o filosóficos reconocemos en nuestra alma su llamado.   Vivimos preludios de libertad, un sentir profundo en que nada nos oprime, de distensión, esperanza, entramos en el espacio cósmico de libertad, perdemos el miedo, la angustia y nos unimos a estos destellos de libertad.

La responsabilidad

La definición de libertad incluye  ser responsable de nuestros actos. La responsabilidad, al contrario de la libertad que todos amamos, es mirada con cierto recelo, como un deber que hay que cumplir pero no gusta.  A veces, es cierto que a niños se les carga con un exceso de responsabilidad como hacerse cargo de sus hermanos pequeños y un sinnúmero de  tareas anexas a sus deberes escolares.  También a los ancianos a quienes no les alcanza su pensión y deben continuar trabajando duro para el propio sustento y de su familia.  Son abusos, desequilibrios, que no nos hacen bien.  Las responsabilidades deben ir de acuerdo a la edad, a las circunstancias y a lo que cada uno es capaz de rendir.  Hay que tomar en cuenta que algunos seres disponen de menor energía y salud, si se sobrecargan enferman y se descompensan. Sin embargo, la responsabilidad en su justa medida es indispensable para ser feliz.

Reencantarnos

Reencantarnos con la responsabilidad es importante, no rehuir.  La responsabilidad nos enseña nuevas experiencias, nos muestra alegrías que no conocíamos, aprendemos a solucionar problemas, nos aumenta la autoestima y nos da la satisfacción de ser capaz.  Tomando el mismo ejemplo de un niño, cuando le regalan una mascota y debe hacerse cargo de ella, aumenta su preocupación y trabajo, pero sabemos lo bien que le hace en su formación.  Los ancianos que toman responsabilidades voluntarias o remuneradas más livianas se sienten revivir y les aumenta su calidad de vida.

El idealizado “dolce far niente” nos hace bien para unas vacaciones, pero luego el tedio y ese sentimiento de inutilidad, baja nuestra autoestima y motivación.

Libertad y responsabilidad se unen

A medida que nos hacemos más libres y conscientes las necesidades del mundo pasan de ser percibidas como algo lamentable pero ajeno, a formar parte integrante de uno mismo. Así nos sentimos responsables por participación. Comprendemos que  la responsabilidad forma parte de la libertad. Al nacer de la libertad, la responsabilidad es sin peso, sin la carga agobiadora de tener tantas responsabilidades que cumplir.  Al contrario, se  busca servir, asistir, agradecer. Y, naturalmente, nace de la libertad la necesidad de comprometerse.  Un compromiso que no aprisiona porque es un compromiso de amor.  Ser responsable es nuestra forma de ser. 

A medida que ampliamos nuestro estado de consciencia entramos en vastos espacios de libertad, simplemente libertad de ser, de existir, de vivir en unidad.  Buscamos la responsabilidad como una forma de vida, ser responsables consigo mismo, los demás y el planeta. Esto implica relacionarnos con amor, atención a las necesidades, medida, aplicar nuestra inteligencia y voluntad.

Es hermoso pasar por la vida dejando huellas de libertad, que se sumen a las huellas de millones de seres a través de los tiempos que han transitado tras su búsqueda y realización.

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