De la trascendencia

Autor: Nathan Novik

Las herramientas para expandir o desenvolver la consciencia, implican aprender a vivir y desenvolver la trascendencia.


Trascender es «ir más allá del uno mismo», está relacionado a la esencia del bien común ciudadano, a aprender a servir. Aprender vivencialmente que servir, entregar, atender, pensar qué puedo aportar en lugar de que puedo exigir para mí, es fuente de plenitud, de sentido existencial.


Trascender para nuestros efectos, tiene la significación de aprender a vivir con base en valores de vida que nos llevan a una actitud de respeto a la diversidad, de tener presente que en cuanto seres humanos somos «seres sociales», dependientes unos de otros, que hemos heredado los diversos conocimientos, tecnologías, valores esenciales de humanidad que se han ido desarrollando en los últimos miles de años. De allí que en lugar de «exigir», la plenitud existencial humana se orienta al qué y cómo aportar. Ello desde el entorno más cercano y familiar, pasando por los amigos, vecinos, hasta llegar a nuestra relación con el universo.


Al tener presente las características evidentes acerca de nosotros en cuanto seres humanos antes señalada y de que el mundo en que vivimos es una ilusión tanto desde la neurociencia como desde la espiritualidad universal, nos lleva a darnos cuenta que nadie es dueño de «la verdad», que cada cual ha de ser dueño de su propia vida para darle un sentido existencial.


Surge así la necesidad de trabajar en ir adquiriendo rasgos de humildad al opinar, al relacionarnos, al conceptuarnos a nosotros mismos y a nuestro entorno. Y en tratar de estar alertas con nuestras actitudes que nos impiden ser empáticos y abiertos mentalmente. La consecuencia práctica respecto a nuestras opiniones es a no identificarnos con las mismas, de manera que estemos abiertos a una permanente mirada de revisión con actitud mental abierta.


Trasciendo cuando reconozco que mi vida, mis intereses, mis acciones no terminan en mí mismo, sino que afectan a mi entorno, a los seres que me rodean y a aquellos con que me relaciono. Que también pueden afectar a mis vecinos, a mi comuna, a mi país y al planeta en su conjunto.


También la trascendencia tiene relación con la mística, nacida del amor, con todo lo que existe como manifestación en el universo ante lo cual nuestros conocimientos aún tienen mucho que investigar, descubrir y crear. También con el silencio, con la contemplación, con la emoción profunda ante lo que nos conmueve.


La mística también es una «apertura» mental, emocional, investigativa, de actitud, que, si bien puede ser estimulada por los diversos credos y religiones, no es exclusiva de estas.

Cuando la visión mística, que suele ser parte de las diversas religiones o credos se desvincula de ellos, nos conduce a concebir lo trascendente más allá de nuestras posibles creencias. Nos conduce a darnos cuenta que los valores humanos de inclusión, colaboración, trabajo en equipo, solidaridad, apertura mental, respeto a lo diverso, entre tantos valores de vida fundamentales para una nueva cultura planetaria son parte de una realidad que nuestra manera alienante de vivir la ha inhibido.


La mística suele estar vinculada al desenvolvimiento del amor en el más amplio de los sentidos, tal y como lo señala el recientemente fallecido biólogo chileno Humberto Maturana.

Lo místico vinculado a lo trascendente puede conectar a lo que algunos denominan «lo divino» como posibilidad, una captación íntima producto de la contemplación que es parte de la vivencia de cada cual. Más también esa mística, conecta con la «unidad» junto a la «diversidad manifestada» lo que también conduce a los valores vinculados al servir, al aportar, a vivir valores esenciales de ser humano.


Lo que acá denomino «místico» nos conduce a mantener una visión «universalizada» (más allá de los diversos credos), como aporte al cambio de consciencia que lleva necesariamente a ampliar nuestra relación incorporando el respeto mutuo independientemente a las particulares pertenencias, credos, o visiones del mundo de cada cual.


El siguiente video, nos conecta con actitudes que están vinculadas a manifestaciones de la trascendencia como parte de la vivencia humana. Es una adaptación del libro homónimo de Javier Melloni, Sed de ser, nos invita a sumergirnos en nuestra naturaleza más profunda para saciar el anhelo de plenitud tan humano y universal que nos caracteriza. Sugiero darse unos minutos e impregnarse de este hermoso mensaje.

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