Héctor Antillanca (Santiago, mayo de 2021)
Desenvolvimiento espiritual es una expresión que se usa en Cafh para describir el proceso de ampliación de la conciencia. Hay múltiples expresiones similares que se utilizan en los caminos espirituales para describir este proceso, por ejemplo: desarrollo o crecimiento espiritual, búsqueda de la felicidad, de la paz, de la verdad o del sentido de la vida, desarrollo de la capacidad de amar, proceso de liberación interior, muerte mística, proceso de unión con lo divino, donde lo divino se lo nombra de acuerdo con la cultura religiosa o la cosmovisión que se tenga, por ejemplo: contacto con el Misterio Trascendente, contacto con el Principio del Universo, proceso de Unión con Dios, con Cristo, con la Divina Madre, con la Conciencia cósmica. También se utilizan símbolos, metáforas o relatos, para representar este proceso, ejemplos de metáforas: el buen camino, la marcha del alma que sube a la cumbre del Espíritu, el ascenso de la divinidad femenina llamada Kundalini, descrita como una serpiente que duerme en la base de la espina dorsal y que sube paulatinamente hasta alcanzar la corona en la cima del cráneo, también se lo representa como el proceso de transformación que experimenta el alma tal como lo hace la oruga para transformarse en mariposa, o la analogía de la flor de loto que representa al ser liberado, puro e iluminado, que surge del agua y el lodo. En esta última analogía la flor seabre paso en busca de la luz entre el lodo y el agua oscura que representan los deseos. En el Oriente esta flor se asocia también con la figura del Buda como ser liberado. Y también están los relatos o cuentos que describen veladamente este proceso tales como La Bella Durmiente, Blanca Nieves, la Sirenita y Pinocho.
Ningún símbolo representa o describe por sí solo todo lo que constituye este proceso, son incompletos, limitados, pero sirven para mostrar la idea. Se opta por seleccionar alguno para poder comunicar y facilitar la comprensión del concepto.
En lo que sigue, se desarrolla el significado de desenvolvimiento espiritual. En primer lugar, con respecto al término desenvolvimiento este significa la acción de desenvolver algo, es decir, quitarle la envoltura a una cosa. Se asume que hay algo que está cubierto con un envoltorio y se lo quiere descubrir, se lo quiere conocer, o contactar directamente de alguna forma. En el contexto de lo espiritual, la cosa que queremos descubrir es lo que somos, nuestra esencia, nuestro ser auténtico, queremos saber quién y qué somos realmente.
En particular, este concepto supone que los seres humanos somos un compuesto de cuerpo, alma y espíritu, donde nuestro cuerpo contiene nuestra alma, y nuestra alma contiene al espíritu. Decimos que nuestro espíritu está cubierto por muchas envolturas. En general, nos percibimos y creemos que somos solo el cuerpo y el alma. Estos cuerpos se consideran como formados por muchas capas, que envuelven “nuestro” espíritu, metafóricamente tal como las capas de una cebolla que envuelven a su corazón, o la analogía del regalo envuelto con muchos envoltorios. Desenvolver es el acto de ir quitando sistemáticamente tales envolturas; es un proceso evolutivo de autoconocimiento y comprensión en que vamos reconociendo y soltando la identificación que tenemos con ellas, comprendiendo que no somos ellas, dándonos cuenta que podemos discernir y decidir sin estar determinados por ellas, que podemos actuar con mayor libertad cada vez.
Para algunos la analogía de la cebolla o del regalo envuelto con muchos envoltorios no es el mejor. Tal vez es más representativo considerar al alma como una flor con muchísimos pétalos, tal como una rosa. Desenvolverse sería la acción de ir quitando los pétalos cada vez que discernimos una identificación que teníamos con algo que creíamos ser, y los vamos soltando, dejando al descubierto aspectos más profundos de nuestra alma.
Otra forma tal vez más precisa para explicar el desenvolvimiento espiritual es vincular lo espiritual con el estado de conciencia, lo cual se entiende como la noción que tenemos de nosotros mismos, de nuestro entorno y de nuestra situación en la vida y el mundo. Cada uno de nosotros tiene un estado de conciencia. Se puede considerar que siempre hemos tenido vida espiritual, ya que desarrollamos nuestra conciencia desde el momento de nacer. Sin embargo, el desarrollo adquiere ciertas características de acuerdo con el motivo que lo impulsa. Dentro de nuestro estado de conciencia hay muchas posibilidades que, al ser realizadas, nos brindan el conocimiento del campo que abarcamos con nuestro estado de conciencia. Desde esta perspectiva, nos desenvolvemos realmente cuando expandimos nuestro estado de conciencia y desde él alcanzamos nuevas comprensiones, discernimos nuevas opciones, dejamos identificaciones, y hacemos elecciones. A medida que ampliamos nuestro estado de conciencia vamos dando un sentido también más universal a nuestras ideas y las decisiones que hacemos consideran contextos más amplios cada vez, menos personales. Cuando nos identificamos con el medio, nuestro estado de conciencia está determinado por ese medio. Mientras nos identifiquemos con el medio en que vivimos, nuestro estado de conciencia será una función de ese medio y por lo tanto lo serán nuestras ideas y nuestros sentimientos. El deseo de liberarnos de nuestras limitaciones (de quitar los pétalos a la flor que somos) marca el comienzo de la expansión de nuestro estado de conciencia. Cuando trascendemos esa identificación se produce lo que podemos considerar como un verdadero adelanto en nuestro estado de conciencia. Alcanzamos una visión más completa del mundo y de la vida, redescubrimos los seres y el medio. Esta experiencia nos da una gran plenitud interior y una manera más incluyente y profunda de pensar, de sentir y de vivir el amor. Entramos en el misterio de lo desconocido y empezamos descubrir el espíritu que somos, y por afinidad descubrimos a Dios en todo. Por eso se dice que el proceso místico es un proceso de unión con Dios.
El desenvolvimiento espiritual del ser humano es una experiencia posible para todos los seres humanos. A todos nos llama desde el interior una voz de naturaleza superior, la voz del espíritu, que la podemos llamar la vocación espiritual, aquello que nos mueve a hacer el bien, a hacer lo mejor. No nos desenvolvemos desde afuera, el proceso se inicia desde nuestro interior en respuesta al llamado. Por lo anterior, podemos decir que la vocación espiritual no es la inclinación de cierto tipo de personas, podemos decir que es una capacidad disponible en todos los seres humanos. El desenvolvimiento espiritual sigue una línea que, en términos generales, es común a todos los seres humanos, justamente la que marca el desarrollo expansivo de nuestro estado de conciencia. Cuando se comprende este proceso de expansión se puede comprender también que el desenvolvimiento humano tiene una dirección definida. Esto aclara la idea de qué es lo deseable para nosotros y nos permite dar a nuestra vida una orientación consecuente con las mejores posibilidades humanas.
De acuerdo con lo anterior, surge como evidente la necesidad de un “camino de desenvolvimiento espiritual”. Los problemas personales, los conflictos sociales derivados de las relaciones humanas, muy pocas veces tienen solución en el mismo contexto donde se generan, es necesario trasladarlos a un contexto mayor. En general no funciona buscar soluciones para problemas que son generados por un estado de conciencia, si esas soluciones se imaginan con la mentalidad propia de ese mismo estado de conciencia. No se ve otra vía posible que la de un “camino de desenvolvimiento espiritual”, es decir, un medio que apoye a los seres humanos para que puedan expandir sus estados de conciencia hacia uno más amplio, en el que los problemas se comprendan de una manera más profunda y universal.
¿Cómo expandir la conciencia?
Hay diferentes prácticas y experiencias que pueden contribuir a esto. Una práctica muy valiosa, que puede ser parte de un método que conduzca a una ampliación de la conciencia, es la práctica del silencio. El silencio produce condiciones que permiten el descubrimiento de nuestro centro íntimo. Se aprende a convivir con el silencio, y se dialoga de una manera distinta con la vida cotidiana. Nuestra relación con la existencia se nutre de lo que somos hoy y se expresa en un diálogo consciente con la vida. Nos desenvolvemos cuando observamos, escuchamos, validamos, aceptamos y asimilamos las respuestas que generamos en nuestra relación con los demás. Solo escuchar y validar no basta para que seamos plenamente conscientes del mensaje que nos da el medio; necesitamos asimilar ese mensaje. Una cosa es tener noticia de algo y otra muy diferente es aceptar e incorporar esa información a nuestra comprensión. Nuestro estado de conciencia recién se expande cuando, además de recibir información, aceptamos y asimilamos lo que nos dice esa información y la traducimos en conducta consecuente. Al asimilar las respuestas que nos da el entorno, ellas se incorporan orgánicamente a nuestra comprensión y, consecuentemente, influyen sobre nuestra forma de actuar.
Cafh contribuye al bien de la humanidad con el desenvolvimiento espiritual de sus miembros quienes influyen en su entorno transmitiendo su mensaje por presencia. Cuando Cafh se denomina a sí mismo “un camino de desenvolvimiento espiritual”, quiere decir que es un medio que promueve la ampliación de la conciencia, y lo hace a través de un método de vida.
Gracias Hector. Me resulto claro y me ayudo a ordenar mis propias comprensiones. Muchas gracias!!