Séptima Enseñanza del Libro “El Buen Camino”- 2010 Cafh
El poeta persa Omar Khayyam expresó hermosamente la visión determinista del mundo:
“Y la primera Mañana de la Creación escribió
Lo que la Alborada del Día del Juicio va a expresar”
Dios proyecta el Universo y éste se desenvuelve según su divina ideación. Desde este punto de vista parecería que todo está sujeto a un destino absoluto, que todo está predeterminado, no sólo las acciones humanas sino aun el Universo mismo. Sin embargo, las causas localizadas, manteniendo la integridad de su origen, actúan libremente en las condiciones que prevalecen en su determinado tiempo y en su lugar del Universo. La idea cósmica determinante se desenvuelve con libre albedrío dentro de su campo magnético de acción.
Esto mismo sucede con nosotros. Estamos divinamente determinados: somos humanos y nuestro destino es la unión substancial con Dios. Nuestra circunstancia presente es el resultado de sentimientos, pensamientos y acciones pasadas. Además, también estamos sujetos al determinismo debido a causas y efectos definidos por la herencia. Sin embargo, dentro del campo magnético humano, tenemos libertad de acción. Por nuestras características somos capaces de pensar y sentir de manera independiente: somos libres. Con nuestras acciones establecemos las condiciones de nuestro futuro. Si bien nuestro destino final está determinado, está en nuestras manos elegir cómo y cuándo accedemos a él.
Si reconocemos nuestro destino final y actuamos en consecuencia, podemos llevar una vida de paz y adelanto; si lo negamos, podemos sufrir incontables miserias hasta volver a encontrar el Buen Camino.
Conciencia y voluntad conforman los variados matices de nuestro futuro, llevándonos eventualmente –de acuerdo a cómo aplicamos nuestro albedrío– hasta nuestro destino final. La conciencia es el reflejo de nuestro destino divino, eterno e inmutable. La voluntad es el reflejo de nuestra libertad y posibilidad de desenvolvimiento.
No es nuestro destino abandonarnos en brazos del fatalismo. Podemos mejorar la circunstancia en la que vivimos con los medios con que contamos hoy; podemos, en cierta medida, cambiarla, aprovechando las mejores posibilidades de entre todas las que nos ofrece el devenir. Gracias a nuestro libre albedrío, podemos aplicar un esfuerzo constante para avanzar en el Buen Camino del desenvolvimiento espiritual. ¿Acaso el buen capitán de barco no verifica continuamente el rumbo, para asegurarse de que llegará al destino elegido?
Poseemos la facultad de reflexionar, de razonar, de decidir y elegir. El ejercicio de estas facultades constituye nuestro libre albedrío. Por tener libre albedrío somos responsables individual, social, moral y espiritualmente de nuestras acciones. En la medida en que cultivamos nuestra inteligencia para comprender mejor; en la medida en que ejercemos nuestra memoria para recordar las conexiones de causa y efecto respecto de nuestras acciones; en la medida en que fortalecemos nuestra voluntad para tener mejores posibilidades de elegir bien; en la medida en que ampliamos nuestros contextos para poder hacer elecciones que sean para el bien común; en la medida en que cultivamos nuestros sentimientos más nobles para aprender a amar más profundamente, en esta medida somos capaces de hacer uso, y buen uso, de nuestro libre albedrío. De lo contrario, la libertad de influir positivamente sobre el propio presente y nuestro futuro se hace prácticamente nula y vivimos a la merced de las circunstancias y de los impulsos.
El puente que disminuye la brecha entre el determinismo que impone la ley de causa y efecto y el libre albedrío, es nuestra capacidad para reconocer la relación entre causas y efectos. Sobre esta base, encontramos nuevas respuestas, positivas y funcionales, a los desafíos que nos presentan las circunstancias que nos toca vivir.
El libre albedrío, como posibilidad, es un don gratuito. Para actualizar este don gratuito necesitamos de nuestro esfuerzo sistemático para desenvolvernos espiritualmente.
EL BUEN CAMINO – 12/2010
Me parece genial esta forma de hacer reflexiones para nuestra cotidianidad, mil gracias por tanta dedicación y por entregarnos información tan profunda y valiosa.