Quinta Enseñanza del Libro “El Buen Camino” 2010 Cafh
Podríamos decir que ésta es la época de las especialidades; en consecuencia, estudiamos cada aspecto del ser humano por separado, en profundidad. Aunque hemos conseguido grandes logros a través de esta modalidad de investigación, hemos dejado un poco de lado el esfuerzo por desarrollar una visión integral del ser humano. No comprendemos acabadamente ni nuestra realidad individual ni la relación que tenemos con el conjunto humano al que pertenecemos. Por otro lado, no desarrollamos las posibilidades espirituales tanto como podríamos hacerlo por estar atados a valores de un materialismo irreflexivo que nos las hace perder de vista. Además, gran parte de nuestra energía y capacidad creadora se malogra alimentando un estado de ansiedad que nos afecta negativamente. Esto nos lleva a adoptar un estilo de vida que no satisface nuestra necesidad de sentido.
El cuerpo y la mente están animados por el Espíritu. Necesitamos reconocer y dar cabida a esta realidad, no sólo aceptándola intelectualmente sino también a través de nuestras elecciones, decisiones y acciones diarias.
Contamos con suficientes elementos como para reconocer la importancia de tener, simultáneamente, cuerpo sano, mente activa y espíritu egoente. Es decir, ya vislumbramos la necesidad de desarrollarnos armónicamente. Lo que nos resta hacer es plasmar en nuestra realidad cotidiana este ideal de salud física y espiritual que nos lleve a una relación armónica con los demás seres humanos, con la Tierra en la que vivimos y con el Universo que nos acoge.
Una alimentación equilibrada y una ejercitación física adecuada desarrollan el esqueleto y los músculos; el estudio y la reflexión cultivan la mente. Necesitamos, además, adquirir la capacidad de concentrarnos en forma sostenida, para liberar y encauzar positivamente la energía de nuestro organismo en vez de gastarla en forma irreflexiva.
Una moral basada en la participación y en el gozo sano de la vida, nos da el derecho al placer constructivo que genera energías en vez de gastarlas. También nos da derecho a usufructuar–sin menoscabo de los derechos de los demás seres humanos– de los bienes necesarios para nuestro desenvolvimiento. Si nuestro destino es unirnos a lo divino, que es la plenitud de la felicidad, tenemos el derecho y el deber de alcanzar esa felicidad y esparcirla a nuestro alrededor.
Desde tiempo inmemorial los grandes Maestros nos enseñan los secretos de la verdadera felicidad:
- Cultivar el autodominio en vez de dominar a otros
- Dar en vez de pedir
- Actuar en pos del bien común en vez de hacerlo sólo para beneficio propio
- Generar riqueza en vez de acumular ganancia
Estas actitudes nos conducen hacia la egoencia.
Es necesario que nos habituemos a reflexionar por nuestros propios medios, en vez de adoptar ciegamente lo pensado y lo dicho por otros. En la actualidad usamos sólo una fracción de los miles de millones de neuronas del cerebro. Seguramente, en el futuro se imprimirán nuevos surcos en la corteza cerebral. Se hará más clara nuestra memoria y, especialmente, podremos adquirir la facultad de la intuición. Este desarrollo nos dará seguridad en nosotros mismos, en nuestra capacidad de realizar, y nos permitirá alcanzar la beatitud que brinda el conocimiento. Pero este futuro se hará realidad si trabajamos con ahínco y dedicación sobre nuestro desenvolvimiento. Así aprendemos a ser los artífices de nuestro propio destino, en vez de cargar el peso de nuestra vida sobre los hombros de los demás.
Vivir pidiendo que se nos dé la felicidad, que se nos asegure el bienestar, que se nos atienda sin responsabilidad de nuestra parte, que nos resuelvan los conflictos sin que nosotros tengamos que cambiar, es prenda segura de desazón, sufrimiento e ignorancia. Convertirnos en pan de vida generando buenos pensamientos, ideas creativas, trabajo efectivo, actitud abierta y sentido de compromiso, es estar construyendo nuestra individualidad egoente y colaborando en la creación de un mundo mejor. Es transitar el Buen Camino.
EL BUEN CAMINO – 12/2010
Muy bueno e interesante las Reflexiones a tratar !!!
Es un Trabajo Arduo qué tenemos todos lo Hijos de Cafh. De momento a momento, del día a día. Es permanente La Toma de Conciencia.
El estar Atento trabajando para el prójimo.
Muchas Gracias por tenerme presente en esta Gran Labor !!!