Cuento: Abrazar las elecciones

Dos caminos se bifurcan en un bosque verde y frondoso, no podía recorrer los dos y era yo la única que debía elegir.

Me detuve un corto tiempo para decidir. Miré por uno de ellos entre los árboles y las malezas, tan lejos como pude. Hice lo mismo con el otro y únicamente logré ver sombras de árboles sobre los pastos más altos.

Pero solo podía tomar uno y recorrerlo. Ambos caminos estaban ahí, esperando… ¡Me decidí! Quizás pensé que alguna vez regresaría. Tomé el menos transitado y esa ha sido la diferencia, pues nunca regresé ni volví a estar en el mismo lugar.

En ese camino tomé conciencia, comprendí, escuché, lloré, amé y lo abracé como parte de mí misma. Todo lo aprendido y vivido me ha traído hasta aquí. Elecciones buenas y malas me enseñaron el recorrido.

Las decisiones que tomé no fueron solo personales, nunca sabré completamente las influencias que ejercí en la familia y el entorno, y sin tener conciencia de lo que influyen en el mundo.

No solo es elegir en lo que me hace bien, ni es solo pensar en las consecuencias inmediatas, sino es ir aprendiendo que, en cada bifurcación que encuentro, en cada camino que elijo, está la posibilidad de darlo todo, no solo lo mejor ni solo lo peor, sino lo que hay, de la mejor manera posible, pues la vida se hace basada en las elecciones que tomamos y al amor con que las abrazamos.

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