Chile no es una isla separada del dolor del mundo. Somos parte integral de una humanidad que aún no aprende a vivir en armonía y solidaridad entre sí. Inequidades en el acceso a la salud, la educación, los servicios básicos, pensiones dignas y un trabajo adecuadamente remunerado, forman parte de la realidad en nuestra patria. No somos diferentes en ello de otros pueblos tan cercanos y queridos del continente.
Es así que muchos de nuestros compatriotas puedan sentir que esta situación está más allá de lo soportable o aceptable. Por ello vemos estas manifestaciones de protesta y rebeldía, muchas veces agresivas y violentas, que nos llegan a sorprender y afligir. De pronto no somos lo que creíamos parecer.
Es por ello que animamos a aceptar y ver lo que ocurre con un espíritu fuerte, humilde, comprensivo y compasivo, sin hacer distinción de posiciones pues necesitamos del concurso de todos y todas para bien resolver. Nuestras oraciones para que esta crisis se resuelva con acciones efectivas, que nos lleven a mejorar las condiciones de convivencia social y económica en nuestro país, evitando conductas o descalificaciones que solo aumentan la violencia y generan un dolor estéril.
Afiancemos con solidez y confianza en nuestro corazón esta actitud amorosa que acoge el clamor de estos tiempos.
Luis Vilches
Director de Cafh en Chile