La meditación y desenvolvimiento, ligada a la idea de espiritualidad muchas veces se asocia a lo religioso o a lo sobrenatural. En esta misma línea de pensamiento, se cree que una persona espiritual es alguien de vocación especial, que se distancia de lo cotidiano u ordinario. Esta idea nos aleja de la posibilidad de desenvolvernos.
¿Qué entendemos sobre meditación y desenvolvimiento?
En Cafh, entendemos por desenvolvimiento espiritual al proceso continuo de expansión de la conciencia, en el que poco a poco nuestra vida e identidad se ubican en contextos cada vez más amplios.
Este proceso nos transforma, no en el sentido de que somos mejores o más perfectos, sino que ampliamos progresivamente nuestra noción de ser, haciéndonos más libres de nuestros prejuicios y limitaciones, ampliando nuestra responsabilidad y capacidad de amar.
Una de las herramientas más valiosas para avanzar en el desenvolvimiento espiritual es la meditación, pues nos ayuda a descubrir nuestro mundo interior.
La vida diaria nos sume en los quehaceres y preocupaciones más acuciantes. Pocas veces tenemos la oportunidad de enfrentarnos espontáneamente con nuestra realidad interior y con nuestras necesidades espirituales.
La meditación es uno de los medios por lo cuales podemos comenzar a satisfacer nuestra necesidad fundamental de conectarnos con nosotros mismos y, desde ahí, con los demás, con la vida, con toda la existencia.
Cuando nos disponemos a meditar tratamos de dejar de lado las preocupaciones y las tensiones de la vida cotidiana para “emprender un viaje hacia nuestro interior”, tal como cuando hacemos un viaje llevando un equipaje muy liviano, solo lo indispensable, con la disposición a ver nuevos paisajes, a descubrir nuevas vistas, y a encontrar buena compañía para esta experiencia.
Meditación discursiva
Un ejemplo de meditación es el ejercicio muy simple que llamamos meditación discursiva.
Esta meditación sirve para acceder a un diálogo profundo con nuestro interior. En él hacemos una pregunta dirigida a lo más trascendente que tenemos (lo espiritual, o como uno quiera verlo desde su propia creencia).
A este paso le llamamos invocación, y habitualmente tomamos cinco minutos para expresarnos, y dirigir la pregunta o disquisición hacia lo más elevado de nuestro ser.
Luego esperamos unos minutos en silencio (habitualmente cinco minutos), para dar espacio a que durante los próximos minutos elaboremos una respuesta que también tratamos que venga desde lo más profundo a lo que podamos acceder.
La importancia del ejercicio radica en la posibilidad de conocer un espacio interior propio, que sea comprensivo y trascendente.
La meditación practicada regularmente nos entrega la posibilidad de cambiar nuestro estado mental habitual por otro de mayor lucidez y conciencia.
Te invitamos a conocer más ejemplos de meditación para ayudarte en tu desenvolvimiento espiritual, a través de nuestros talleres donde puedes inscribirte desde ya, o bien dejarnos un comentario y contarnos tu experiencia.
Me gustó mucho la forma simple en que se introduce la práctica de la
Meditación. Gracias. Luis Vilches
Gracias por el comentario Luis.
Y la Meditación Discursiva…??
Hola! pronto analizaremos la temática que propones, muchas gracias por comentar.
Saludos!